¿QUIÉN ES?
Pienso que el
hombre que no ha respondido a esta pregunta, puede estar bien seguro de que aún
no ha comenzado a vivir.
Porque, si Él
es lo que dijo de sí mismo, si Él es lo que dicen sus discípulos, ser hombre es
muy distinto de lo que nos imaginamos.
Pero si Él
hubiera sido un embaucador o un loco, media humanidad estaría perdiendo lo
mejor de sus vidas.
No ocurre lo
mismo con otros personajes de la historia. Que César pasara lo del Rubicón, o
no lo pasara, es un hecho que puede ser verdad o mentira, pero en nada cambia
el sentido de mi vida.
Que Carlos 5º
fuera emperador de Alemania o Rusia, nada tiene que ver con mi salvación.
Que Napoleón
muera derrotado en Elba, o llegara hasta el fin de sus días, no movería a
ningún ser humano para dejar su casa, su comodidad y su amor, y marcharse a
evangelizar el corazón del África.
Pero Éste
hombre, NO.
Éste exige
respuestas absolutas.
Éste asegura
que creyendo en ÉL, el hombre salva su vida, e ignorándolo la pierde. Éste
hombre se presenta como " el camino, la verdad y la vida".
Nuestro camino, nuestra vida cambian
pues, según sea nuestra respuesta a la pregunta sobre su persona.
"Cristo es el
origen de nuestra vida, el término a donde nos dirigimos y el camino por donde
avanzamos"
(San Agustín).
"Solo Él, es el
camino, de la verdad y de la vida. Solo Él, es la verdadera salvación del
mundo. Solo Él, es la esperanza de la humanidad. Solo Cristo amado y buscado
con amor sincero es fuente de alegría, serenidad y paz. ¡Caminemos al encuentro
de Cristo!"
(Juan Pablo II).
Nació en una
pequeña aldea. A los treinta años comenzó a predicar, nunca escribió un libro,
ni tuvo cargos públicos, ni formó una familia, ni tuvo casa propia.
Tampoco una
gran ciudad, ni viajó más de 300 Km desde el lugar en que nació.
Vino a llorar
con los que lloran...
Con la moneda
de su cuerpo, pagó nuestro rescate, destruyó al acta de nuestra condenación.
Pero la Tierra no quiso reconocerle, lo recibió con sus espinas, con sus
piedras, con sus maderas. Fue clavado en una cruz entre dos ladrones. Mientras
moría desangrado, sus verdugos se repartan su túnica, única posesión en esta
tierra.
Enviado por
Dios, Padre del mundo, se preguntó como un hombre normal, como cualquiera.
Sintió miedo sobre lo difícil de la misión que Dios le había encomendado.
Lloró por la
muerte de su amigo Lázaro.
No estuvo
ajeno al sufrimiento, al cansancio, a la sed. Trataba con todo tipo de gente,
los ricos como Nicodemo y Zaqueo, las viudas, los magistrados, los recaudadores
de impuestos, los niños, los jóvenes, las adúlteras...
No conoció el
pecado, porque el pecado esclaviza y limita al hombre.
Jesús es el rostro, las
manos, el amor y los ojos de Dios entre los hombres. Nos enseñó que el amor
hacia Dios y hacia los demás, es la fuerza que puede cambiar todo.
Estas palabras
fueron transcriptas del libro "JESUCRISTO ES EL SEÑOR", editado por
el Sacerdote Mario Borgione, presidente de la Fundación Hogar Don Bosco.
Para alabanza
a DIOS PADRE y gloria de nuestro SEÑOR JESUCRISTO. AMEN.