LO FUNDAMENTAL CRISTIANO
(Resumen de una charla en Escuela).
Si a “algo” llamamos fundamental quiere decir que hay otro “algo” que no lo es. Por ejemplo, para un católico ir de traje a Misa no es parte de lo fundamental de su fe.
Lo fundamental es lo principal en algo, lo insustituible para algo, lo básico, lo elemental, lo esencial, lo primordial, lo importante, lo vital.
Esta definición de lo fundamental es algo genérico, una definición que sirve para lo fundamental de cualquier obra, institución o actividad: para el físico, el arquitecto, el médico, el futbolista, etc. Y también para el cristiano.
¿Qué es lo fundamental cristiano? Hay muchas respuestas pero vamos a elegir por ahora una. Lo fundamental cristiano es vivir en gracia.
Algo no exclusivo del MCC y común a todos los cristianos y a todas las instituciones de Iglesia: Comunidades Neocatecumenales, Comunión y Liberación, Focolares, el Movimiento de San Juan de Ávila, el Movimiento Familiar Cristiano, la Acción Católica, El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, etc.
El propio nombre de cristianos remite a Jesucristo como maestro por lo que resulta que todos los cristianos debemos trabajar según el espíritu de Jesucristo.
Dijimos: Lo fundamental cristiano es vivir en Gracia. En Ideas Fundamentales leemos: Lo Fundamental Cristiano es Cristo, el Hijo de Dios (120), con énfasis en Cristo (122), en la Gracia (123), en la Fe (124), en la Iglesia (125), en los Sacramentos (126).
¿Cómo vivir lo Fundamental Cristiano, el tema de este rollo? Reduciendo la respuesta al máximo: Haciendo lo que Cristo nos dijo que hagamos.
¿Y qué nos dijo que hagamos? ¿Cómo nos dijo que tenemos que actuar?
Me pareció oportuno que repasemos la propia palabra de Dios en la Biblia.
En Levítico, capítulo 18, 5 nos dice: “Cumplid mis leyes y mis mandatos, que dan vida al que los cumple”.
Dos mandamientos fundamentales nos dió Dios:
1) En Deuteronomio, capítulo 6 leemos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas”;
2) En Levítico 19 leemos: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El pueblo olvidó estos preceptos antiguos y básicos. Tanto que Jesús los tuvo que recordárselos.
En Lucas 10 leemos “Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?» Jesús le dijo: « ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»
El hombre contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
En Marcos, capítulo 12 dice: “Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
Y en Juan 13, al referirse a lo mismo agrega algo que es importante: “ En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros".
Nosotros en el Cursillo aprendimos que tenemos tres amores
A Dios, a los demás, a mi mismo.
Aprendimos que tiene que existir un equilibrio entre los tres amores.
Y volviendo al viejo nuevo mandamiento del amor se nos dijo “Amar al prójimo como a ti mismo”.
Destaco: Como a ti mismo.
Si yo me amo mal, si me considero un gusano, un ser despreciable digno de todas las pestes, así voy a querer a mi prójimo y asi por lo tanto asi voy a relacionarme con Dios.
Dios nos creó por que quiso, por amor. Le dimos la espalda y pudiéndonos abandonar a nuestra suerte, nos redimió derramando la sangre de su Hijo Jesús.
Porque fui y soy importante para Dios, no soy un gusano. Soy el rey de la creación. Nadie es más importante para Dios que yo, que nosotros.
“El amor a si mismo constituye un principio fundamental de la moralidad”, Catecismo de la Iglesia Católica, El quinto mandamiento. El respeto de la vida humana Nº 2264
“Si es virtud amar a mi prójimo porque es un ser humano, también debe ser virtud – y no vicio – amarse a si mismo, pues también yo soy un ser humano”. Erich Fromm.
Se nos dijo Amar a los demás. Al prójimo como a ti mismo
Esto constituye uno de los pilares de nuestra misión como cristianos, de nuestra misión como Iglesia.
Es estar al servicio de nuestros hermanos, es llevarles el mensaje de Cristo, es realizar lo que tanta veces pregonamos en cursillos: salvarnos en racimo. Y hacerlo por amor a ellos y en nombre de Cristo.
Se nos dijo Amar a Dios por sobre todas las cosas
Constituye la base de nuestro amor cuando no se ama a Dios y al prójimo no se hace nada en cristiano, aunque se estén recitando oraciones o repartiendo bienes a manos llenas.
Dijimos: Aprendimos que tiene que existir un equilibrio entre los tres amores.
1) Si digo que amo a Dios pero me desprecio a mi mismo y no amo a mis hermanos ni siquiera a Dios amo
porque yo y mis hermanos somos parte de la creación de Dios, somos templos vivos en los que Dios habita.
2) Si digo que me amo a mi mismo pero no amo a Dios y a mi prójimo estoy desvirtuando el amor que me tengo que tener, me estoy aislando de todos, estoy viviendo un individualismo narcisista, un egocentrismo que es el desvío y la muerte del verdadero amor.
3) Si digo que amo a mi prójimo pero no a Dios y a mi mismo estoy afirmando una falsedad: no se puede amar a otros sin amarme a mi mismo y a Dios.
Repito la cita: “Si es virtud amar a mi prójimo porque es un ser humano, también debe ser virtud – y no vicio – amarse a si mismo, pues también yo soy un ser humano”. Erich Fromm.
Entonces, después de todas esas consideraciones: ¿Cómo vivir lo fundamental cristiano?
Aquí vamos a enfocarlo ya desde nuestro punto de vista netamente cursillista.
Sólo el vivir en gracia, amando a Dios y al prójimo, puede considerarse como el cimiento, la raíz y el origen de todo ser y hacer genuinamente cristiano y por lo tanto cursillista. Y es en la vivencia del trípode sobre el cual se sostiene todo nuestro vivir como cursillistas lo Fundamental Cristiano. Repasémoslo
La piedad. Constituye nuestro impulso, nuestro combustible diario.
La práctica de la piedad la podemos realizar a través del ofrecimiento de las obras, la meditación, el encuentro con la Sagrada Escritura, la Reconciliación, la Santa Misa, la Comunión, el Santo Rosario, la Visita al Santísimo, la Dirección Espiritual, el Examen de Conciencia.
El estudio. Tenemos que dar razón de nuestra Fe. Tenemos que saber defenderla. Tenemos que estar informados de todo el acaecer diario y estar informados de la postura de la Iglesia sobre ellas. Hoy por hoy: el aborto, el “matrimonio” gay, el divorcio, etc.
Tenemos que estar al corriente del mundo que es cambiante, Todo cambia: ideas, cosas, hechos, estructuras... viviendo lo único que no cambia, que permanece: lo Fundamental Cristiano.
Conociendo nos constituiremos en defensores de nuestra fe complementado nuestra acción de testigos, haciendo que nuestro testimonio no se diluye en un hacer sin sentido.
La acción. En cada uno de nuestros ambientes. Tenemos conciencia que el Movimiento nos llama a vivir lo Fundamental Cristiano en nuestra vida de todos los días, viviendo en los mismos lugares donde lo hacíamos antes de ir al Cursillo, floreciendo donde Cristo nos sembró.
Cuando se vive en Gracia de Dios y se hace todo por amor a Cristo todo adquiere una categoría fundamental dentro de lo genuinamente cristiano, tanto el recitar oraciones, repartir bienes a los menesterosos, las humildes ocupaciones de la casa o de cualquier otro trabajo, etc., debiendo hacerlo todo lo mejor posible según mi capacidad: no puedo hacer las cosas así nomás porque me tratan mal o porque me pagan menos de lo que merezco o porque estoy enojado, etc.
Tenemos que encontrar, mostrar y transmitir a Cristo en el diario vivir. Tenemos que ser testigos, dar testimonio. Y tenemos que hacerlo decididamente, valientemente, aunque nos insulten o se burlen de nosotros. Tenemos que tener el coraje de hacerlo. Jesús dijo: “¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (Lucas 10. 3). Pero también nos dijo: Yo estaré con Ustedes…
Claro, hablar de Cristo y comportarse como Él nos pidió entre cristianos, en un ambiente de Iglesia, es fácil. Lo difícil es hacerlo en un ambiente hostil y no en las cómodas. “Un buen navegante no se define por la capacidad de escoger los vientos en los que quiere navegar, sino por la capacidad de manejar con eficacia los vientos con que se encuentra”.
Yo era uno de los que pensaba que en ciertas circunstancias era mejor callar que tener que discutir ciertas cuestiones porque entonces daría pie para las cargadas, las burlas a mi, a la Iglesia, a Dios. Desde hace unos años me desempeño en la Comisión Directiva de una importante institución. Allí decidí dejar de lago esta forma de pensar y hoy día me respetan…me buscan, buscan irritarme planteando ciertos temas….nunca los rehuí, siempre los acepté y trate de esclarecerlos según mi saber y entender. Eso si, cuando no se uno, invito a estudiarlo en común y yo lo hago y en la primera reunión lo traigo a discusión.
Pienso que si yo me muestro como soy, no ocultando mi creencia, siendo autentico y sabiendo defenderla, el fermentar de evangelio mis ambientes fluye espontáneamente como agua de un manantial.ivencia
Vimos las tres patas del trípode. ¿Cuál es la mas importante? Todas son importante, todas son necesarias y por lo tanto para nosotros los cursillistas, obligatorias. No podemos decir nos conviene o es bueno estudiar. No.
Tenemos que estudiar. Tenemos que actuar. Tenemos que practicar la sana piedad. En resumen, tenemos que fermentar de Evangelio, es decir de Cristo, los ambientes.
Tenemos que ser testigos. Dar testimonio. Vivir auténticamente. Dar razón de nuestra Fe. Defender nuestra doctrina. Llenarnos de Cristo. No esconderse detrás de esa falsa prudencia. “A los tibios los vomitaré de mi boca” dijo Jesús. (Apoc. 3, 16 ).
Vivir lo fundamental cristiano es encontrarnos con nosotros mismos, con el prójimo y con Dios, que constituye el cimiento, la raíz, el origen de todo ser y hacer genuinamente cristiano.
Y tener siempre presente que lo fundamental cristiano es vida y no una simple teoría.
Yo debo vivir lo fundamental cristiano siempre y todos mis actos, en todo momento. Y no vivir todo el día un viva la Pepa, haciendo o aceptando abortos, despreciando a mi prójimo, no pagando los jornales o pagándolos mal, haciendo mal mi trabajo, criticando a mis hermanos, y en determinados momentos ¡zas! me pongo el traje de cursillista y entonces si, en ese momento y por un rato nomás, actúo de cristiano: voy a Misa, doy charlas en el MCC, doy una generosa limosna, etc.
No. Tengo que vivir lo fundamental cristiano siempre y todos mis actos, en todo momento y tengo que vivirlo en forma habitual, sembrando el evangelio a cada paso, en cada acto. A pesar de las burlas, las persecuciones, las acusaciones. Dando la cara.
Sabiendo que en la base de todo está Dios en quien me tengo que respaldar recurriendo a los sacramentos, al estudio, a la meditación, fortaleciéndome en los medios de perseverancia y crecimiento que me proporciona el Movimiento: Escuela, Ultreyas, Reuniones de Grupo.
Dos reflexiones como punto final
1. Nosotros tenemos un programa: fermentar de evangelio nuestros ambientes floreciendo donde Dios nos plantó. Pero un programa sin fortaleza es un programa estéril.
Un programa sin acción es una simple intención, es estéril.
2. Como cierre voy a realizar una vez mas una cita del Deuteronomio 30, 11-14
“Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?" Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?" No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.”
Destaco: No es superior a nuestras fuerzas ni está fuera de nuestro alcance.
DE COLORES.
Carlos Koroluk, CH 36, SM